ESPADA ESPIRITUAL
Jueves 4 de octubre 2018
En el evangelio de hoy (San Lucas 10, 1-12) Jesús designó a otros setenta y dos, además de los doce y los envió de dos en dos para que los precedieran en todas las ciudades y sitios adonde Él debía ir.
Qué importantes las palabras de Jesús:
Primero nos dice: "La cosecha es abundante". Hay tantas necesidades espirituales en todo el mundo.
Yo soy testigo, después de vivir mi última misión en América del Norte, (Canadá y Estados Unidos) siempre somos pocos para tantas ovejas, roguemos al señor por más y santas vocaciones, Apóstoles para estos tiempos.
Segundo, nos dice: "Yo los envío como ovejas en medio de lobos". Podemos decir que la misión de ser católicos en estos tiempos no es fácil, hay que tener una fe muy grande, firme como una roca. Vamos a estar en medio de lobos furiosos, que no soportan que digamos que el Reino de Dios está cerca.
Para comprender mejor el tercero y también el cuarto consejo de Jesús, nos viene muy bien poner como modelo al gran santo de hoy, San Francisco de Asís.
Jesús nos dice: "No lleven ni dinero ni provisiones" y también nos dice que al entrar en una casa digamos "¡Que descienda la paz sobre esta casa.!"
San Francisco vivió al máximo la virtud de la pobreza y fue un gran instrumento de paz y de humildad.
En este día qué mejor que pedirle a este santo para no apegarnos enfermizamente al dinero ni a las riquezas, al confort, para no materializarnos. Este espíritu enfría mi alma, la hace vivir en un estado de tibieza. No se puede servir a dos señores: al dinero y a Dios.
También pidamos las virtudes de la paz y de la humildad a San Francisco quefue un gran instrumento de paz. Así lo escribe Él mismo: "Donde haya guerra ponga yo paz". Recuerdo el encuentro con el sultan de egipto, "Donde haya odio ponga yo amor".
Y fue un gran modelo de humildad, jamás quiso robar la gloria a Dios. Fue tan humilde que recuerdo un día que el maligno quiso tentarlo con la vanagloria, entonces pidió a sus frailes que lo pusieran cabeza abajo y le golpearan la cabeza sobre la tierra para así hacer desaparecer este espíritu de la vanagloria que trataba de tentar su alma.
También nos puede pasar a nosotros, se mete muy sutilmente en nuestra vida, en vez de buscar la gloria de Dios buscamos la nuestra: que "nos reconozcan", "nos valoren", "nos veneren".
Señor, sana mi alma, libérame de tanto orgullo, auméntame la humildad. A.M.D.G.