🗡ESPADA ESPIRITUAL
Lunes 29 de octubre de 2018
Dieciocho años tuvo que esperar la mujer encorvada para sanarse, así nos dice el evangelio de hoy (Lucas 13, 10-17).
Dios en su infinita sabiduría permite demorar una sanación o una bendición, sus tiempos son distintos a los nuestros. En muchos casos, al estirar el tiempo, nos hace crecer en virtudes, en la fe, en el abandono, en la confianza. Mientras que el hombre ansioso y "gustero" quiere ya.
Los planes de Dios muchas veces son distintos a los nuestros: veinte años rezando Santa Mónica por la conversión de su hijo San Agustín, todo ese tiempo sirvió para la santificación de ella. Como también conocemos en la vida de Santa Rita y cómo se santificó.
A nosotros no nos gusta esperar, no nos gusta aceptar la voluntad de Dios, que a veces puede ser contraria a lo que nosotros pensamos o deseamos.
Por ejemplo, mientras que lamentamos la partida de un ser querido, Dios en...
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