🗡ESPADA ESPIRITUAL
Jueves 11 de octubre de 2018
Hoy reflexionaremos sobre la importancia de la oración.
Vemos en el evangelio de San Lucas (11, 5-13) que Jesús nos dice con respecto a la oración de petición que tenemos que hacerla con confianza, con perseverancia.
Nos da el ejemplo del amigo que pide tres panes con insistencia, y al final termina consiguiendo lo que necesita.
Y nos dice también Jesús que si un hijo pide a su padre un pescado éste no le da una serpiente, y si pide un huevo no le da un escorpión. Si esto no lo hace un padre de la tierra, que es imperfecto, cuánto más no lo haría el padre celestial que nos ama perfectamente...
Por lo tanto nuestra oración, en primer lugar, tiene que ser hecha con fe, perseverancia y abandono. No pongamos límites a Dios ni nos desesperemos, con humildad, como la oración del publicano que oraba en el templo, distinto al fariseo que oraba con soberbia.
Con amor y entregando lo mejor como Abel, no como Caín.
Con una vida agradable a los ojos de Dios, no ofendiéndolo más. Que nuestro padre celestial no tenga que decir como la Virgen en Fátima: "a unos sí y a otros no."(Cuando le preguntaban si se les concedía el milagro).
Y qué importante el papel de la fe, que oremos sin dudar, para que no nos pase como a Zacarías que por haber dudado se quedó mudo.
Teniendo en cuenta estas enseñanzas nuestra oración será más eficaz, tendrá un gran poder, será mas fuerte que la bomba atómica.
Gracias al poder de la oración un sector de una ciudad de Japón no fue destruída con la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial.
Gracias al poder de la oración Abraham logró convencer a Dios que un pueblo no fuera destruído.
Gracias al poder de la oración y del ayuno, Nínive no fue castigada.
Tantos ejemplos del poder de la oración...
Y también qué importante para el alma saber que si no se alimenta de la oración, fácilmente caerá en tentación, depresión, desesperación, porque estará vacía y sin Dios.
No podemos ir a la batalla contra el mal si no tenemos esta poderosísima arma que es la oración.
El mismo Jesús nos da este gran consejo: "Orad para no caer en tentación". A.M.D.G.