Lobos, 8 de noviembre de 2018
BODAS DE PLATA SACERDOTALES
3 de diciembre de 1994 – 3 de diciembre de 2019 – 25 años sacerdotales
"Tu obra es admirable Señor". (Salmo 65)
Señor me regalaste un lindo día para nacer, fue un 11 de julio, día de San Benito abad.
Sí Señor, elegiste una mujer valiente, mi madre biológica, que al tenerme en su vientre no dudó en darme a luz, y al no poder criarme, me entregó a una sabia mujer, llena de fe, mi madrina de bautismoque fue la que me formó espiritualmente. Desde muy pequeño me hacía rezar el rosario y concurríamos a la misa dominical.
Sí Señor, todo eso dio su fruto para que en 4to. grado del primario me iluminaras y escribiera en mi cuaderno que quería ser Sacerdote, de mi país y de todo el mundo.
Al recibir al Espíritu Santo en mi confirmación fue tan clara tu presencia que me ayudaste a tomar varias decisiones importantes. En primer lugar, hacer un grupo misionero de jóvenes en mi parroquia, que recibió el nombre de San Francisco Javier. Fue tan profético este nombre, ya que un 3 de diciembre, día de la fiesta de este gran santo misionero, 13 años más tarde me consagraré sacerdote para siempre.
Sí Señor, otra de las decisiones que tomé fue ingresar al seminario menor en mi pueblo. Y al tercer año ingresé a otro seminario de vida religiosa donde recibí una gran formación, donde aprendí a vivir la virtud de la pobreza, donde aprendí a rezar muchísimo hasta querer ser cartujo y donde me volví austero y penitente. Sin embargo, al terminar mi tercer año de filosofía y después de vivir un excelente retiro espiritual ignaciano de un mes, me hablaste como le hablaste a Abraham, para enseñarme la futura misión y mi salida de esa congregación.
Mientras terminaba el estudio de la teología en otro seminario te decía, Señor, que si no iba a ser un santo sacerdote prefería no serlo. Y finalmente un 3 de diciembre de 1994 será el día mi gran consagración, día de San Francisco Javier, patrono de las misiones.
Desde los inicios de mi sacerdocio, en mi primera parroquia, pusiste en mi camino Señor la misión de encaminar dos hermosas vocaciones para la gloria de Dios: una hija religiosa y un hijo sacerdote.
Al poco tiempo me enviaste a las tierras de la Madre de Luján, patrona de la Argentina. Primero como vicario parroquial me encomendaste una gran cantidad de jóvenes, en tan gran cantidad, que no los podía contar. Y Finalmente me enviaste como párroco al lugar más humilde de la Arquidiócesis, para vivir en austeridad.
Es allí Señor donde me enseñaste a ser párroco y donde la Eucaristía y la devoción a la Virgen se transformarán en los pilares de mi vida. Tu reinado eucarístico será el centro de la vida parroquial ya que la Adoración eucarística comienza a ser semanal. Y la devoción a mi madre del cielo se incrementará con la Coronación de la Virgen de San Nicolás, por un ex nuncio apostólico de Argentina y de Roma, Italia.
Llegará el tiempo Señor que empiezas a revelar la misión especial que me quieres encomendar. Un ángel me anunciará interiormente que en dos horas recibiría una hermosa noticia. Y recibí una invitación para una gran peregrinación que fortaleció mi sacerdocio. Comenzó entonces mi preparación espiritual, un mes de peregrinación a Europa y Tierra Santa. En primer lugar, el primer Congreso Mundial de la Misericordia en Roma, visitas a grandes santuarios de Italia. En segundo lugar, visita a Polonia, Convento de Santa Faustina, donde fue la aparición de Jesús misericordioso y también otros lugares donde estuvo San Juan Pablo II.
Y si también algo me marcó en esta peregrinación fue el Santuario del Padre Pío, lugar también de muchísima bendición.
Fueron tantas las gracias Señor, que incluso terminé mi peregrinación en Tierra Santa para conocer todos los lugares donde vivió tu Hijo Jesús. Y de tanto provecho que no me canso de agradecerte.
Así comenzó otra etapa Señor, volver a la Argentina, dedicarme más a los enfermos y aprender a trabajar en sanación y liberación, hasta pusiste en mi camino un excelente maestro, compañero mío del seminario, un gran exorcista.
Sí Señor, todo será distinto en esta nueva misión, seré testigo de grandes milagros y de muchas conversiones.
Soy testigo Señor de tu admirable providencia, que me llevó a misionar por muchos lugares del continente americano: Canadá, Estados Unidos, Costa Rica, Colombia y Uruguay. Y así poder desarrollar los dones y carismas que me regalaste para tu gloria.
En preparación para vivir mis Bodas de Plata sacerdotales en el 2019, te quiero decir como el salmista: “Te doy gracias Señor por tu amor, no abandones la obra de tus manos.” Mi gran Dios has hecho maravillas en mi vida.
Gracias María Santísima por tu gran intercesión y gracias también a todos los ángeles y santos del cielo.
Gracias Señor por haberme regalado esta hermosa vocación.
Padre René Cari
Frase de la estampa de ordenación del Padre René: “Yo lo atraeré y lo llevaré a la soledad y le hablaré al corazón”. (Oseas 2, 14)
A.M.D.G.
