🗡ESPADA ESPIRITUAL
Sábado 27 de octubre de 2018
Cuánta insistencia de Jesús hablando de la verdadera conversión, que es tan importante, así nos lo recuerda el evangelio de hoy (San Lucas 13, 1-9).
Por lo tanto, puedo conocerme todo el catecismo de la Iglesia Católica, toda la biblia, toda la teología y hasta hacer penitencia, pero no haber hecho una verdadera conversión y faltar a la caridad, ser inmaduro espiritualmente, lleno de miserias.
De nada me sirve entonces toda la ciencia y la sabiduría si en vez de acercar a otros a Dios, con mi comportamiento más bien los escandalizo y los alejo de la fe.
Tenemos el ejemplo en la vida de los santos, por ejemplo de San Agustín o San Francisco, quienes después de llevar una vida desordenada, al acercarse a Dios, no se quedaron en la tibieza e hicieron una verdadera conversión.
Actualmente soy testigo de muchas conversiones, donde ya Dios es amado por sobre todas las cosas y donde Él está en primer lugar en esas almas.
No descuidemos este mandamiento, y por más que nos llamemos catolicos no descuidemos nuestra verdadera conversión y la sanación interior de nuestra alma, para poder transmitir con alegría y fe el evangelio.
En el mundo en que vivimos, que está tan frío descreído, cuando uno está más convertido, más disfruta de la obra de Dios, hasta puede decir como María Santísima: "Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador". O como el Salmo 121: "Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor ".
La verdadera conversión te lleva a la verdadera paz, que permanece para siempre, y a la verdadera alegría de ser hijos de Dios. A.M.D.G.