🗡ESPADA ESPIRITUAL
Domingo 16 de septiembre de 2018
Hermosas enseñanzas nos va a dejar el evangelio de hoy (San Marcos 8, 27 -35) ya que aprendemos a discernir cuándo es de Dios y cuándo no es de Dios, cuándo uno está iluminado por Dios y cuándo actuamos apasionada o terrenalmente... cuándo uno es dócil al Espíritu Santo y cuándo uno se escucha a sí mismo o a una persona que no es de Dios.
En este evangelio vemos en la figura de Pedro dos movimientos del alma: una cuando responde a Jesús reconociéndole como el Mesías iluminado por el Cielo y Jesús le va a decir, como lo aclara San Mateo, (16, 17-20): "Feliz de ti Simón porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos". Y más adelante, cuando Jesús les aclara lo que le va a suceder, que el Hijo del hombre iba a sufrir mucho y que iba a ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que iba a ser condenado y que también iba a resucitar al tercer día, observamos otro movimiento interior de Pedro, distinto al primero, ya que comenzó a reprender a Jesús.
Entonces el maestro le dijo a Pedro "¡Retírate, ve detrás de mí Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".
Por lo tanto observamos en Pedro dos inspiraciones: una divina y otra que no es divina. Una reconoce al Mesías iluminado por el Padre celestial y la otra, movido por sus sentimientos, va en contra de la voluntad del Padre celestial, quien tenía en sus planes que su hijo debía morir en la cruz para la salvación de los hombres.
Nos viene bien esta enseñanza para saber discernir todo lo que no es Dios y lo que va contra de su voluntad.
Estemos atentos a los malos consejos de los hombres, cuando nos hacen dudar de nuestra fe, de nuestra Iglesia, cuando nos hacen perder la paz, la gracia de Dios, para vivir ofendiéndolo, cuando nos hacen faltar a la caridad, cuando nos alimentan la discordia, la tristeza, la ira o la inmoralidad, o nos inculcan un espíritu mundano que no es de Dios.
San Juan bosco decía: "huid de los malos compañeros como si fuera una mordedura de una víbora."
Pidamos siempre a nuestra madre ser dóciles al Espíritu Santo, para hacer siempre la voluntad del Padre celestial. AMDG.