🗡ESPADA ESPIRITUAL
Lunes 1 de octubre de 2018
Qué bien nos viene este evangelio de hoy (San Lucas 9, 46 -50) para hacernos más humildes. A los discípulos de Jesús se les ocurrió preguntarle quién sería el más grande. Pero Jesús conociendo sus pensamientos, tomó a un niño y acercándolo les dijo: "El que recibe a este niño en mi nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquél que me envió. Porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande."
Qué importante la pequeñez que Dios miró en María, su humildad, ella misma dijo que Dios había mirado "la pequeñez de su esclava".
Hoy tenemos a una gran modelo de esta virtud, quien realmente vivió el consejo de Jesús, Santa Teresita de Lisieux. Se contaba a sí misma entre las almas más pequeñas, decía: "Yo soy un alma minúscula, que sólo puede ofrecer pequeñeces a Nuestro Señor." Y esta frase también debemos imitar de ella, que decía: "Quiero pasar mi cielo haciendo el bien aquí en la tierra."
Además Teresita nos lleva a vivir el evangelio de hoy, ya que Jesús nos habla de hacernos pequeños para ser más grandes.
El secreto es reconocer nuestra pequeñez, nuestra debilidad y miseria ante Dios nuestro Padre, abandonados como niños, amarlo con simplicidad y confianza absoluta.
Esto es lo que Santa Teresita llama su caminito. Es el camino de la infancia espiritual, un camino de confianza y entrega absoluta a Dios. Les aconsejo leer su libro "Historia de un alma", el cual me hizo mucho bien para confiar más en Dios.
Queridos hermanos, debemos aprender que solos no podemos hacer nada, necesitamos de la ayuda de Dios, necesitamos de una gran humildad y aprender a decir: Jesús en vos confío. A.M.D.G.